Eunice se casó a los 20 años y poco tiempo después fue madre. A pesar de que luchó para seguir los convencionalismos sociales, finalmente pudo aceptarse y reconocer su orientación sexual. Hoy tiene al apoyo de su familia y sus seres queridos y está casada civilmente con Paola. “La gente debe comprender que nuestra relación es tan importante como cualquier otra relación”, afirman.
Cuenta Eunice que el día que ella tomó la decisión de hablar con su hija acerca de su orientación sexual, la primera reacción de la niña (de 10 años en ese entonces) fue de total naturalidad: “Diay mamá, ¿qué importa? Eso no va a cambiar nada lo que yo te amo”.
A partir de ese momento, las cosas se dieron más fáciles para Eunice. Después de haber estado casada desde los 20 años y de mucha represión, finalmente se dio “permiso para sentir”. La respuesta fue igual de positiva de parte de su madre y su núcleo más cercano. “Mi mamá me dijo: yo la amo a usted por lo que usted es, no por lo que a usted le gusta”, rememora Eunice.
Por su parte, Paola también estuvo a punto de casarse con un novio, sin embargo, ella misma había resuelto el tema de su orientación sexual desde muy joven. “Vengo de una familia muy religiosa, yo también creo en Dios, cantaba en un coro y tengo sacerdotes que son buenos amigos”, explica. Quizá por esta misma razón, para ella la aceptación de parte de algunos miembros de su familia, especialmente su mamá, fue más difícil, pero con el paso del tiempo se dio.
Eunice y Paola se conocieron hace ya más de tres años, en su trabajo en el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), donde ambas trabajan como psicólogas. “Desde un principio me gustó, me gustó su sensibilidad y el trato que tenía hacia las mujeres con las que trabajaba”, explica Paola.
Pronto iniciaron una relación que se convirtió en un fuerte compromiso con el pasar del tiempo y que las llevó a tomar la decisión de casarse. “El matrimonio es un compromiso en su máxima expresión de fidelidad, es la posibilidad de ver hacia el futuro, ella no es mi novia, es mi esposa”, comentan. Han pasado más de dos años desde su boda civil en México, y su deseo es pronto inscribir su matrimonio en el Registro Civil.
“Yo me siento con los mismos derechos que cualquier otra persona, en el trabajo me siento muy apadrinada, a mi jefa le encanta nuestra relación”, dice Paola. Ambas piensan que a pesar de que aun falta mucho, la sociedad costarricense se ha abierto más. “A veces una maneja muchos temores, sin embargo, cuando una cree en algo, creo que no hay nada que te pueda derrumbar”.
Fotografías: Priscilla Mora Flores, Colectivo Nómada. https://www.facebook.com/fotospriscillamora
Textos: Gabriela Rodríguez Hernández, UNFPA Costa Rica.