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  • Cheymi es una joven indígena cabécar de 18 años, madre desde los 15. Su historia nos demuestra la importancia de dar oportunidades y garantizar los derechos y la libertad de decisión de todas las personas
  • El Día Mundial de Población 2022, conmemorado este 11 de julio, reflexiona acerca de la cifra de 8 mil millones de personas que el planeta alcanzará a finales de año y que nos llama a crear un futuro resiliente para todas y todas.

 

China Kichá, Talamanca, Costa Rica.

Cheymi Gallardo Sánchez, tiene 18 años recién cumplidos y es oriunda de la comunidad de China Kichá, un territorio indígena cabécar en las montañas de Talamanca, en la provincia de Limón. Llegar o salir de su casa no es sencillo, el transporte público es escaso y no hay un autobus que llegue cerca de donde vive con su familia. Shiroles[1] (a más de 1 hora de Bribri), es el pueblo más cercano a su casa a donde llega transporte público. De ahí tiene que “subir en taxi moto” o llamar a un taxi, que no siempre está disponible, y que dura otros 45 minutos.

 

Al frente de su casa hay una pequeña pulpería que su familia administra y que Cheymi atiende cuando se requiere. El día que la entrevistamos se encontraba haciendo los quehaceres de su casa, limpiando, cocinando con leña y cuidando a su hija de 3 años.

 


Adeline, la hija de Cheymi, tiene 3 años. Nunca ha sido un obstáculo para cumplir sus metas, más bien "ha sido una motivación", dice.  

Fue mamá a los 15 años. En ese momento, muchas personas a su alrededor le dijeron que iba a tener que dejar los estudios, dedicarse a cuidar a su hija y quedarse en casa. Pero esta chica de sonrisa generosa, larga cabellera y con un don de palabra extraordinario, probaron todo lo contrario y que cuando se brindan oportunidades, se pueden cumplir los sueños.

 

El colegio se ubica a unos tres kilómetros de su casa, lo cual se traduce en aproximadamente una hora caminando. Auún embarazada, no dejó de ir, no perdió ningún curso, y el día de hoy es bachiller con ganas de seguir superándose y estudiar alguna carrera relacionada con temas de género y derechos humanos.

 

“Desde muy temprana edad he sido muy suelta para hablar, nunca he tenido miedo a hablar en público. Me encanta participar en espacios donde puedo ser yo misma, donde mi opinión es válida y puedo motivar a más personas a que se involucren. He estado en espacios donde los jóvenes alzamos la voz no solamente como jóvenes sino por nuestro territorio, por nuestros derechos, por nuestros principios y nuestra cultura”, afirma.

 

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Su relación con UNFPA inició en el 2019 como participante juvenil en su comunidad y debido a su liderazgo fue invitada a un campamento con juventudes diversas de todo el país. Ahí aprendió sobre temas de derechos sexuales y reproductivos, incluyendo prevención de embarazo en la adolescencia, métodos anticonceptivos y relaciones impropias, entre otros, que al día de hoy maneja y difunde en su comunidad.

 

Talamanca sigue siendo uno de los cantones con más altas tasas de embarazo en la adolescencia en Costa Rica. En el 2021[2] hubo 52,2 nacimientos por cada 1000 adolescentes, de 15 a 19 años.

 

“Después de que quedé embarazada, esos temas me importaron más, para ser yo un puente de información dentro de mi territorio y dentro de mi comunidad, donde yo pudiera contarles mi experiencia a otras chicas, hacerles de su conocimiento que se pueden cuidar, que hay métodos anticonceptivos. Siempre nos metían miedo (las personas de la comunidad) de que: ‘las van a señalar si van a la clínica a ponerse un implante o a ponerse la T de cobre’. Entonces me ha interesado decirles: ‘no es así, nadie las va a juzgar, están en todo su derecho de cuidarse para no tener un embarazo a temprana edad y cumplir sus sueños’”, explica.

 

El rol de las mujeres indígenas

 

Cheymi agradece el ejemplo y trayectoria de otras mujeres indígenas organizadas --como la Asociación de Mujeres Kábata Konana, de la cuál ella forma parte-- y que le han marcado su vida, pues han abierto el camino para reconocer el importante rol de la mujer en sus comunidades.

 

 

Muchas veces nosotras como mujeres indígenas tenemos muchas limitaciones, en algunos  espacios creen que quizás somos sumisas, que no hablamos. Eso es motivación para mí, para decir: ´no, yo expreso mis opiniones, propongo lo que pienso´, siempre respetando a los demás’”, nos comparte Chei, como le dicen sus amigos.

 

Ella no oculta su orgullo al hablar de su hija, quién con solo tres años es un reflejo del empoderamiento de su joven mamá. “Siempre la he llevado conmigo a los espacios que yo vaya. Siento que ella tiene una personalidad muy fuerte porque ha crecido en espacios donde puede ser ella, no tiene limitaciones. Muchas veces en nuestra niñez o adolescencia, en nuestras propias comunidades se encargan de decirnos: ‘usted no puede hablar, no opine’. Mi hija no es así: ella pregunta, es curiosa, conversa con las personas sin tener que conocerlas de toda la vida. Son cosas que me  llenan porque sé que va por buen camino”, expresa.

 

A pesar de su entusiasmo y motivaciones,  Cheymi reconoce que las poblaciones indígenas, y específicamente las juventudes, tienen grandes  limitantes en temas como la educación superior. “Tenemos que abandonar nuestros hogares para estudiar y para darle un futuro mejor a nuestros hijos y no tenemos un campus cercano”, nos cuenta mientras recuerda la experiencia de otros pares que han dejado la universidad por el alto costo que implica vivir en el Valle Central, tanto económico como emocional, pues deben separarse de sus familias y territorios.

 

     

 “Anhelo llegar a ser una gran líder para impactar y motivar a más personas a aprender y superarse a sí mismas, sin importar nuestras barreras”, dice. “Voy a seguir preparándome para tener un mejor bienestar para mi comunidad. Siempre me he visto como una persona agente de cambio, y así me seguiré viendo hasta que Dios me tenga con vida”, concluye.

 

Conozca más sobre Cheymi en este video: https://youtu.be/mhw382m1ERY

 

Textos y fotos: Gabriela Rodríguez, UNFPA.

 

 

 

Día Mundial de Población: 11 de Julio del 2022

 

Hemos elegido la historia de Cheymi para enmarcar el tema del Día Mundial de Población 2011

La población mundial alcanzará la cifra de 8.000 millones el próximo 15 de noviembre del 2022, según el informe World Population Prospects 2022, que hoy publica el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. El hecho de alcanzar esta cifra es tanto un motivo de celebración como una llamada de atención para que la humanidad encuentre soluciones a los desafíos a los que nos enfrentamos. 

Podemos celebrar haber reducido la pobreza y logrado avances increíbles en la atención de la salud. La mortalidad infantil y materna han experimentado un descenso. Las personas disfrutan de una vida más larga y saludable. Pero también es momento de reflexionar y de que todos los países hagan balance e impulsen acciones, independientemente de la dirección del crecimiento de su población.

Mientras nos preparamos para conmemorar el hito de los 8.000 millones de habitantes, debemos recordar al mundo que el valor de la humanidad no se divide cuando sumamos miembros, ni tampoco se reduce con las pérdidas. Cada persona contribuye con su ingenio, bondad, liderazgo, trabajo, creatividad y corazón a la familia humana. Todas las personas merecemos beneficiarnos de un mundo más justo, próspero y sostenible.

Pero ello no significa que dejemos de contar. Cada país debe prever y comprender el modo en que cambia su población para lograr el mundo al que aspiramos y nuestra Agenda 2030. Además, debe proporcionar respuestas particulares, basadas en datos que puedan ayudar a mitigar los efectos potencialmente negativos y aprovechar plenamente las oportunidades que también se presentan con el cambio demográfico. Es lo que llamamos resiliencia demográfica.

 

 

 

La historia de Cheymi refuerza los mensajes clave que UNFPA lanza en este DÍA MUNDIAL DE LA POBLACIÓN:

Seguir contando, pero mirar más allá de los números. La solución no es un número mayor o menor de personas, sino un acceso mayor y más igualitario a las oportunidades para las personas que hay

  • Es necesario que los países inviertan en datos y en capital humano, y derriben los obstáculos a las oportunidades para aprovechar el potencial de todas las personas, incluidas las que tradicionalmente han sido marginadas: las mujeres, las personas jóvenes, las personas adultas mayores, las personas con discapacidad y las migrantes.
  • Las poblaciones más empoderadas, más responsables y más inclusivas son las mejores agentes de cambio.
  • Los países deberían adaptar los sistemas y las economías de modo que actúen en beneficio de las personas, en lugar de manipular las cifras demográficas para que los sistemas funcionen.

La mejor forma de garantizar la resiliencia demográfica es apoyando los derechos humanos, en particular los derechos y las decisiones reproductivas de las personas

  • Para lograr un desarrollo sostenible a largo plazo es esencial contar con las competencias, herramientas, voluntad política y apoyo del público que permitan analizar el cambio demográfico y formular políticas demográficas y sociales eficaces, basadas en datos, pruebas y los derechos humanos.
  • El desarrollo sostenible sólo podrá hacerse realidad si las mujeres poseen autonomía sobre sus cuerpos y si se salvaguardan los derechos y las decisiones reproductivas, así como la igualdad de género, postulados del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y el Desarrollo.
  • Se ha demostrado que los enfoques de miradas estrechas y soluciones rápidas, centrados únicamente en cifras demográficas, a la larga no funcionan. Peores aún, los esfuerzos descendentes promovidos por el Estado para diseñar o modificar las tendencias demográficas nos exponen a graves violaciones de los derechos humanos, particularmente de los derechos y las libertades reproductivas, y de la plena igualdad de la mujer.

 

El fortalecimiento de la colaboración entre países demográficamente diversos en un mundo cada vez más interconectado es fundamental

  • Se necesitan soluciones compartidas para hacer frente a los desafíos comunes. Ningún país es autosuficiente en nuestro mundo cada vez más interdependiente.
  • En ningún otro ámbito esto se hace tan patente como en los esfuerzos por lograr la solidaridad ante la crisis climática: si bien muchas poblaciones jóvenes y de elevada fecundidad han contribuido poco a esta crisis mundial, ahora son víctimas de afectaciones económicas y desplazamientos debido a los desastres naturales. 
  • Todos los países deben trabajar conjuntamente por una mayor igualdad y solidaridad para garantizar que nuestro planeta pueda satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones actuales y futuras.

 

 

Información de Prensa:

Gabriela Rodríguez Hernández.

UNFPA Costa Rica

grodriguez@unfpa.org / Tel. 8706-5171.

 


[1] Shiroles se ubica aproximadamente a 240 kilómetros de San José.

[2] Fuente: Sistema de información estadística sobre nacimientos en niñas y adolescentes en Costa Rica, UNFPA. https://costarica.unfpa.org/es/nacimientos