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Día Internacional contra la Homofobia; Hacia la celebración de la diversidad

Desde el 17 de mayo de 1990, se celebra cada año El Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia y la Transfobia, conmemoración impulsada por las organizaciones de la sociedad civil, por varios gobiernos y por las Naciones Unidas, para promover la defensa y la garantía de los derechos de las personas gay, lesbiana y transexual.

En este día, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció y rectificó que la orientación sexual, ya sea heterosexual, bisexual u homosexual por sí misma no debe ser vista como un “trastorno”. Esta decisión se plasma en la 10a revisión de la Estadística Internacional de Clasificación de las Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados. En versiones anteriores de esta clasificación, la homosexualidad era considerada un “trastorno sexual”.

Felizmente, desde esta histórica aunque tardía decisión repudiando la homofobia disfrazada de ciencia, ha habido avances importantes. Gracias a la lucha valiente y perseverante de las mismas personas gay, lesbiana y transexual de larga data, hay menos discriminación en muchos países del mundo, y en muchos países las personas sexualmente diversas expresan su identidad con más libertad y ejercen liderazgo en muchos ámbitos de la vida sin ocultar su orientación sexual. Muchos países han cambiado sus leyes para eliminar la penalización de la homosexualidad, y han reconocido el derecho de las parejas del mismo sexo a unirse, e incluso casarse.

Son cambios positivos que debemos reconocer y celebrar el día de hoy, primero porque nos enseñan que sí, es posible cambiar las cosas. En la vida humana, es posible cambiar cosas que hubieran parecido imposibles hace 20 ó 30 años.

Además también es bueno reflexionar sobre estos avances para darnos las ganas y la energía para avanzar más, y más rápidamente. Y es que los logros que menciono no sólo representan un mejor cumplimiento de los derechos de las personas gay, lesbiana y transexual, sino un enriquecimiento de las sociedades en su conjunto. El tener como parte de la sociedad, y abrazar a personas con diversos pensamientos, culturas, orígenes étnicos, creencias y orientaciones sexuales amplía nuestras mentes y nuestros corazones. Nos hacen mejores personas y mejores ciudadanos y ciudadanas.

Por eso, tenemos que esforzarnos entre todos y todas para caminar más decididamente para superar las grandes brechas que todavía quedan.

Porque todavía, en muchas partes del mundo, incluyendo Costa Rica, nuestros conciudadanos y conciudadanas gay, lesbiana y transexual siguen sufriendo la discriminación, el estigma, el maltrato y la violencia en muchos ámbitos de la vida. Y esta discriminación a su vez, bloquea su acceso a servicios públicos esenciales como la salud y la educación si no explícitamente, por la amenaza de maltrato e incluso de violencia.

También se manifiesta a la hora de buscar empleo o tratar con el sistema de justicia.

La población gay y transexual es la más afectada en Costa Rica por el VIH/SIDA, pero al mismo tiempo tiene miedo a acudir al sistema de salud por el riesgo de estigmatización y malos tratos. Esto a su vez forma un obstáculo serio al combate a esta enfermedad que perjudica a todos y todas.

Estas expresiones de miedo y de odio incluso se extienden hasta los niños y niñas, por ejemplo, en la forma de bullying en las escuelas y colegios.

Lo peor de todo es que a veces las mismas familias de las personas sexualmente diversas las rechazan desde niños y niñas y adolescentes, períodos de vida cuando más necesitamos el amor y apoyo de nuestros padres para desarrollar, aceptar y reafirmar nuestras auténticas identidades. Muchos de estos niños, niñas y jóvenes acaban abandonando sus hogares para exponerse a los graves riesgos de la calle, y algunos terminan acudiendo al trabajo sexual con todos sus peligros.

Así que esta conmemoración también es una oportunidad para reflexionar sobre el camino que todavía hay que recorrer para que todos y todas reconozcamos y vivamos aquella verdad tan sencilla y a la vez potente plasmada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Convertir esta afirmación en una realidad concreta en Costa Rica y en el mundo por supuesto requiere un gran esfuerzo. Significa cambiar visiones, actitudes, comportamientos, reformar leyes e instituciones. Los autores de la Declaración sabían que los derechos humanos no se iban a cumplir porque los seres humanos fuéramos buenas personas. Por eso habla de que estamos dotados de ‘razón y conciencia.’ Nos llaman a que hagamos uso de estas dos facultades para superar nuestros miedos y prejuicios, y darnos cuenta de que efectivamente, heterosexuales, homosexuales, lesbianas, transexuales, todos somos seres humanos, y no importa que nos caigamos mal o bien, debemos ‘comportarnos fraternalmente los unos con los otros.’

 

 

Es un lindo desafío.

Y Costa Rica puede. Es un país que ha asumido y cumplido grandes retos a lo largo de su historia. Es una nación que optó por el camino de la paz y la democracia en un momento histórico cuando no eran para nada opciones ni obvias ni fáciles; un país que se ha esforzado para garantizar las condiciones básicas de una vida digna para todos sus ciudadanos y ciudadanas; una nación que también ha sido pionero en impulsar modelos de desarrollo en armonía con la naturaleza, respetando también otras formas de vida que la humana.

Incluso en el ámbito específico de los derechos de las personas gay, lesbiana y transexual, hay avances recientes. Por ejemplo, en su último informe anual a la Asamblea Legislativa la Presidenta de la República llamó al diálogo con el fin de avanzar hacia el reconocimiento de los derechos de las parejas del mismo sexo. El Ministerio de Educación Pública decidió incluir dentro del calendario escolar la conmemoración de este día, para propiciar un debate sobre la discriminación contra las personas sexualmente diversas en las escuelas.

Costa Rica sí puede seguir avanzando sobre este mismo camino para garantizar plenamente los derechos de las personas gay, lesbiana y transexual y que haya una verdadera convivencia entre ellas y los demás miembros de la sociedad.

Esperamos que los y las líderes políticos del país puedan colocarse en la vanguardia de este movimiento hacia la construcción de una Costa Rica que incluya de verdad a todos y a todas, y que celebre la diversidad – cultural, étnica, de pensamiento, y también de identidad sexual.

Yoriko Yasukawa
Coordinadora Residente
Naciones Unidas Costa Rica