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Treinta años después de que los líderes mundiales se unieran para la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) (El Cairo, 1994) afirmando que el empoderamiento de la mujer guarda estrechos vínculos con la paz y la prosperidad, el mundo ha logrado avances significativos en la creación de sociedades en que las mujeres y las niñas tienen voz y opciones. Sin embargo, millones de mujeres y niñas siguen excluidas de este progreso.

Este año, al conmemorar el Día Internacional de la Mujer, el objetivo de lograr la igualdad de género es más crucial que nunca si queremos crear economías prósperas y un planeta saludable. Con eso en mente, nuestro tema para el año es “Invertir en las mujeres: Acelerar el progreso”.

No cabe duda de que hay mucho que celebrar. La incansable labor de promoción y la acción concertada para desmantelar los sistemas y normas patriarcales han hecho de la maternidad una labor más segura, han permitido un mayor control de la fecundidad y han protegido a millones de mujeres y niñas de la violencia y las prácticas nocivas. Por esos motivos, hay más mujeres y niñas que nunca en control de sus cuerpos y sus vidas, lo que beneficia no solo a las personas, sino a las familias, las comunidades y a nuestra sociedad mundial.

Sin embargo, la promesa de autonomía corporal para todas y todos sigue sin cumplirse para las mujeres y niñas más marginadas. Ciertas normas sociales profundamente arraigadas, tales como todas las formas de discriminación, siguen creando condiciones en las que se impide a las mujeres y niñas con discapacidad, o que pertenecen a minorías étnicas y raciales o a la comunidad LGBTQIA+, disfrutar de salud sexual y reproductiva y los derechos fundamentales conexos.

Además, las mujeres y las niñas atrapadas en conflictos complejos y en desastres naturales enfrentan riesgos desproporcionados de perturbaciones en la planificación de la familia y una mayor vulnerabilidad a la violencia por razón de género, el matrimonio precoz forzado y la mortalidad materna.

Entretanto, se han estancado los progresos en la prevención de la muerte materna, lo que refleja la falta de voluntad política mundial para salvar la vida de millones de mujeres y niñas. Cada dos minutos muere una mujer por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto.

Invertir en las mujeres transformaría millones de vidas.

A modo de ejemplo, las niñas a quienes no se obliga a casarse cuando aún son niñas tienen una mayor probabilidad de terminar la escuela, unirse a la fuerza laboral y evitar el embarazo precoz, lo que significa una diferencia de millones de millones de dólares en beneficios económicos para la sociedad.

Una mayor inversión en la lucha contra las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, las relaciones impropias y la mutilación genital femenina, no sólo evitaría que se violaran los derechos de las niñas, sino que además reduciría los costos para los sistemas de atención sanitaria, ya que menos mujeres y niñas necesitarían atención para hacer frente a problemas complejos inducidos por traumas.

En todo nuestro mundo, cada vez más interconectado, las mujeres y las niñas fortalecen nuestro tejido social al reunir en torno suyo a familias y comunidades. Las mujeres impulsan el desarrollo, promueven el cambio social, son jefas de familia, dirigen empresas y cuidan a las y los niños y a las y los enfermos. Por lo anterior, deben colocarse al centro de nuestra búsqueda de soluciones a los desafíos mundiales nuevos y arraigados, incluido el cambio climático. El hecho de que las futuras generaciones femeninas tengan voz depende de que las sociedades inviertan en las mujeres y las niñas, especialmente en las más marginadas, y fortalezcan su capacidad para ejercer influencia sobre sus propios cuerpos, sus vidas y su futuro.

Cuando se libera el potencial de las mujeres, ganamos todos y todas.

Para lograr nuestros objetivos, debemos #InvertirEnMujeres.

Vea mensaje de Tres mujeres afrodescendientes costarricenses, en el marco del Día Internacional de la Mujer 2024. Ellas son: Angie Cruickshank Lambert, Defensora de los Habitantes de Costa Rica; Shirley Campbell Barr, poetisa y activista, y  Tameka Lewis Cyrus, estudiante de ciencias políticas. 

 

 

DATOS Y FIGURAS

  • Entre 2000 y 2020, la mortalidad materna se redujo del 34 por ciento a nivel mundial. 
  • Sin embargo, la mortalidad materna sigue siendo una crisis global. Cada dos minutos, una mujer muere por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto, lo que supone casi 300,000 muertes al año.
  • Desde 1990 hasta 2021, el número de mujeres que utilizan un método anticonceptivo moderno se duplicó. 
  • Sin embargo, más de 250 millones de mujeres que quieren evitar el embarazo no utilizan un método anticonceptivo moderno.
  • Los nacimientos entre niñas de 15 a 19 años se redujeron aproximadamente un tercio desde 2000.
  • Hoy en día, al menos 162 países han aprobado leyes contra la violencia doméstica, frente a solo 45 en el año 2000. 
  • Aproximadamente 1 mujer de cada 3 va a sufrir violencia durante su vida.
  • Según UNFPA, US$222 mil millones de dólares son necesarios para que nuestros tres ceros (las metas de UNFPA) - cero muertes maternas evitables, cero necesidades insatisfechas de planificación familiar y cero violencia de género y prácticas nocivas - sean una realidad en 2030.