NACIONES UNIDAS, Nueva York – A pesar de los avances realizados en los últimos años, aún queda mucho por hacer para alcanzar plenamente la igualdad de género. No hay ni un solo país en el mundo libre de violencia basada en género o discriminación. Peor aún, es que las dificultades arraigadas a la desigualdad, pesan más sobre las más jóvenes.
Alrededor del mundo, a medida que las niñas llegan a la adolescencia, aumenta su vulnerabilidad. La sociedad empieza a verlas de forma diferente: como asistencia doméstica, como posibles esposas y madres, sintiéndose fuera de lugar en la escuela o en el trabajo.
Hoy es el Día Internacional de la Niña, una fecha para reconocer los retos que ellas enfrentan alrededor del mundo.
Para conmemorar la ocasión, UNFPA está resaltando las historias de cinco adolescentes que son reflejo de la realidad en muchos países.
¿Cómo se manifiesta la desigualdad? Estas cinco adolescentes te pueden contar.
Raneem, 16, en el Líbano: “Le digo a mis amigas que casarse a temprana edad, las privará de su niñez.”
Las tasas de matrimonio infantil están en asenso entre las familias de refugiados sirios. Bajo el estrés de la guerra, el desplazamiento y la difícil situación económica, cada vez más padres ven el matrimonio como una forma de garantizar que sus hijas estén a salvo. Algunos incluso creen que el matrimonio protegerá a sus hijas de violencia sexual.
De hecho, el matrimonio infantil es una violación a los derechos humanos, una que hace a las niñas y adolescentes ser más vulnerables a la violencia, el abuso y la explotación.
Raneem aprendió acerca de las consecuencias dañinas del matrimonio infantil en un programa juvenil auspiciado por UNFPA y rápidamente se convirtió en vocera en contra de esta práctica.
“Pude convencer a dos de mis amigas que se iban a casar de que era mejor esperar,” dijo Raneem.
Raneem se ha convertido en una líder y es considerada como la voz de la razón entre sus amigas. “Las busco personalmente para explicarles lo que he aprendido,” agregó la joven activista.
Amina, 14, en la República de Moldavia: “Creo que si fuese niño, tendría más posibilidades de encontrar un mejor trabajo, que fuera más estable.”
A pesar de que las niñas en Moldavia tienen niveles de asistencia escolar parecidos a los de los niños, sus oportunidades para el futuro son limitadas por expectativas sociales. Un estudio del 2015 reflejó que la mayoría de las personas en el país cree que las tareas domésticas son la responsabilidad principal de la mujer. Muchos creen que cuando las mujeres tienen empleo, le quitan oportunidades a los hombres.
Este tipo de actitud tiene un matiz aún más oscuro. El 41% de los hombres encuestados cree que hay momentos en los que consideran que hay que golpear a las mujeres. El 19% de las mujeres está de acuerdo.
En un programa de jóvenes, apoyado por UNFPA, Amina y otras adolescentes hablaron sobre la importancia de invertir en la educación de las adolescentes y las oportunidades.
Fatima, 13, en Malawi: “Hay un cambio en la asistencia escolar en lo que respecta a las adolescentes.”
La pobreza también se manifiesta de manera desigual. A pesar de que impacta a ambos sexual, los afecta de manera diferente.
Para las adolescentes, puede representar el no tener los medios económicos para adquirir insumos de higiene personal tan esenciales como las toallas sanitarias.
Lo cierto en Malawi es que solo un tercio de las niñas se matricula en pre-media. Una de las razones que contribuyen a este bajo índice de matrícula es la falta de productos de higiene personal accesibles que les permita asistir a clases mientras tengan el periodo.
Para ayudar a hacerle frente a este problema, Fatima y su amiga Deborah empezaron un club escolar donde crear toallas sanitarias reutilizables, que luego les distribuyen a sus compañeras de clases.
Según Fatima, “la mayoría de las adolescentes asiste a clases, aun cuando tienen el periodo menstrual:”
Shaina, 16, en Filipinas: “Cuando una adolescente sale embarazada, su vida cambia drásticamente.”
La desigualdad de género también es sinónimo de maternidad prematura.
Globalmente, millones de adolescentes salen embarazadas, aun siendo niñas. Muchas de ellas son pobres y tienen pocas oportunidades. Para ellas el embarazo no es una decisión sino un reflejo de la falta de oportunidades.
Shaina es testigo de esto en su comunidad: “Algunas suspenden su educación y sus oportunidades laborales disminuyen. Son más vulnerables ante la pobreza y su salud también se ve afectada.”
El embarazo adolescente también es una causa de muerte para aquellas niñas y adolescentes cuyos cuerpos no están preparados para la maternidad. Según la Organización Mundial de la Salud, las principales causas de muerte entre adolescentes, son relacionadas al embarazo.
Shaina atendió un foro auspiciado por UNFPA en el que las y los adolescentes debatieron sobre el tema. Ella considera que un paso importante, es darles a las adolescentes un sentido de esperanza y de autonomía.
“Significa mucho para mí y para otras adolescentes saber que somos escuchadas y que estamos empoderadas,” aseguró Shaina.
Hillary, 18, en Costa Rica: “Qué hace una adolescente de 13 años cuidando a un bebé? Le robaron su niñez.”
Hillary sabe mejor que nadie las dificultades que se derivan del embarazo adolescente. Ella salió embarazada a los 16 años.
En Costa Rica, aproximadamente 14 mil adolescentes salen embarazadas cada año, según cifras oficiales. Muchas de estas adolescentes son forzadas a abandonar su educación, lo cual se traduce en menos oportunidades tanto para ellas, como para sus familias.
Pero Hillary logró vencer esos retos.
Completó su educación media y se convirtió activista y consejera, trabajando con adolescentes. En este rol, ella les enseña a otras adolescentes sobre sus derechos y las motiva a cultivar su ambición y confianza en sí mismas.
“Les digo que no están solas, independientemente de cuál sea su situación,” señaló Hillary.
*Edades son de las fechas de informes