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Stacy Mora y Jeisson Navarro

16 Mayo 2016

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Stacy y Jeisson formaron una pareja como cualquier otra. Salen juntos, van de compras, cuidan a sus mascotas, comparten tiempo con sus familias y se ganan la vida honradamente. Tienen los mismos deberes que cualquier otra persona, pero cuando hablan de sus derechos, las cosas cambian, sobre todo para ella, una mujer trans.

Stacy y Jeisson se conocieron a través de Facebook, decidieron encontrarse y las cosas se fueron dando naturalmente. “Yo siempre he pensado en tener una vida como la de cualquier otra persona, ir al supermercado, caminar tranquila por la calle, formar una familia. Él también quería a alguien para formar una vida una pareja”, cuenta Stacy.

“Desde el inicio yo sabía que ella era trans y eso a mí me tenía sin cuidado. Para mí esta relación es algo diferente, pero no nuevo, en el sentido de que lo nuestro es una vida en pareja, y yo ya había convivido con otra pareja”, explica Jeisson quién tiene un hijo de su pasada relación.

Él cuenta que a través de Stacy ha conocido mucho de la población trans y cada vez se siente más identificado con sus derechos. “Uno detesta cuando discriminan porque ya uno la va entendiendo a ella. Tenemos varias amistadas que son gays y al inicio me sentía incómodo, yo no estaba acostumbrado, pero ella me fue explicando y más bien uno los ve ahora como parte de la familia, como cualquier otra persona”, dice Jeisson.

Y es que para las personas como Stacy, la discriminación  y el maltrato se han dado desde siempre. “Desde pequeña yo me sentí mujer, cuando hice la primera comunión fue una frustración no haber podido ir con  velo y corona”, recuerda. Ella  fue víctima del bullying y maltrato en la escuela, en el colegio y en el barrio. Llegó a tal punto que decidió salir del colegio.

“Pero siempre había tenido el sueño de estudiar y mi papá me dio la oportunidad de sacar el bachillerato en un instituto, igual recibí bullying ahí, pero no fue tan fuerte como en el colegio”, cuenta. En esa época fue cuando inició su transición. “Desde los 14 empecé a dejarme el pelo largo, a vestirme con ropa más ajustada, a ponerme algo de maquillaje, a los 18 años ya yo era diferente”, explica.

Stacy realizó estudios de belleza, lo que hoy le da de comer, tiene un pequeño salón en el barrio en el que vive en San Joaquín de Flores, donde le corta el pelo y hace tratamientos de belleza a muchos de sus vecinos y vecinas.

A pesar de que ella tiene el cariño y la aceptación de su familia y la de Jeisson, constantemente le toca lidiar con la sociedad. “Aun hay gente que te discrimina, gente que te ofende de la nada. Pero el empeño de vernos femeninas, empoderadas, ante la sociedad es lo que nos mantiene”, cuenta esta mujer que hoy es parte de la organización Transvida, que apoya a las personas transgénero.

“Sueñocon que el día de mañana haya más oportunidades, tanto laborales como en educación para la población trans. Que se apruebe la ley de identidad de género, donde podamos tener el nombre que concuerde con nuestra identidad sin tener que pagar una gran cantidad de dinero, que sea un derecho que tengamos todas las mujeres trans, de cambiar nuestro nombre, que concuerde lo interior con lo exterior. Esto va a minimizar el estigma y la discriminación en la sociedad”, afirma Stacy.

Jeisson piensa que es bueno hablar de estos temas para que las personas entiendan y no discriminen. “El hecho de que yo viva con ella no quiere decir que yo sea gay, más bien yo me siento más hombre, porque cuando uno vive en pareja es duro, pero más duro cuando la gente lo critica a uno. No me da vergüenza, estoy seguro de lo que soy, de lo que tengo y con quién vivo”, dice mientras mira a su compañera con una sonrisa.

“Somos seres humanos con derechos y obligaciones como cualquier otra persona, el hecho que uno tenga una manera diferente de pensar no nos hace diferentes, igual sentimos, igual nos duele la discriminación, cuando nos ofenden que no podamos trabajar, que no podamos desenvolvernos como lo haría cualquier mujer, porque la sociedad ha encerrado a la población trans como que solo pueden dedicarse al comercio sexual y nada más. Y no, somos mujeres súper inteligentes, preparadas, que podamos dar lo mismo que da cualquier ciudadano”, concluye.

Fotografías: Priscilla Mora Flores, Colectivo Nómada. https://www.facebook.com/fotospriscillamora

Textos: Gabriela Rodríguez Hernández, UNFPA Costa Rica.