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Mensaje de Yoriko Yasukawa
Coordinadora Residente del Sistema de las Naciones Unidas Costa Rica

 Celebremos el amor en vez de castigarlo. Lo que hay que castigar es el odio y la violencia. Este es el mensaje principal de Libres e Iguales , una campaña lanzada por Naciones Unidas para erradicar la discriminación contra las personas homosexuales, lesbianas y transgénero.

Viendo la cantidad de conflictos que hay en el mundo justo a causa de la intolerancia y el odio hacia lo diferente, nos parece que precisamente lo que hace falta es más amor.

El amor como sentimiento, pero también como decisión consciente y racional de respetar y abrazar al otro que es distinto a uno, tanto desde la perspectiva individual como colectiva, el amor como la energía que impulsa la expansión de los lazos de solidaridad entre los seres humanos, entendiendo así que cada uno de nosotros somos distintos, particulares, con nuestras propias aspiraciones y orientaciones.

El amor exhortado de la siguiente manera en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Artículo I:

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Nuestra campaña llama a que celebremos y cultivemos el amor en todas sus formas, sin restringirlo, y promoviendo que se multiplique, abrazando las diversas maneras que hoy en día asumen las personas, las parejas, las familias, y las sociedades.

El Informe Nacional de Desarrollo Humano sobre la convivencia en Costa Rica, publicado en 2013, encuentra que hoy en día la familia costarricense ya no es solamente aquella figura tradicional de un padre y una madre casados por la iglesia con hijos, y que la sociedad está comenzando a asumir este cambio como algo natural. Por ejemplo, hoy, el 71% de los matrimonios son civiles, mientras que hace 15 años era apenas el 40%. El 68% de los nacimientos son de madres no casadas y el 34% ha expresado que en su familia hay personas gays o lesbianas.

Pero si vamos a construir de verdad un mundo y una Costa Rica libres de discriminación no es suficiente que nosotros aceptemos y queramos a nuestros prójimos distintos a nosotros en su manera de ser y de vivir. También tenemos que exigir que ellos gocen de las condiciones legales e institucionales para ejercer plenamente, sin excepción y en situación de igualdad, todos sus derechos, entre ellos el de formar uniones de amor y construir familias con la misma protección y respaldo que las parejas y familias tradicionales.

A pesar de avances importantes en el mundo en el reconocimiento de los derechos de las personas sexualmente diversas, también hemos visto últimamente en las noticias ejemplos alarmantes de intolerancia y odio hacia la comunidad LGBT. En Nigeria, por ejemplo, se firmó una nueva legislación que castiga a las uniones del mismo sexo con hasta 14 años de cárcel. En varios países de Europa del Este y Asia Central, los miembros del Parlamento han pedido recientemente leyes para castigar cualquier intento de presentar a las relaciones “no tradicionales” – y, específicamente, homosexuales – con una luz positiva, restringiendo la libertad de expresión y de reunión.

El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, ha sido muy claro al condenar la discriminación y la violencia y defender los derechos de las personas LGBT de manera decidida y directa: “Permítanme decir esto alto y claro: lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero tienen los mismos derechos que todos los demás. Ellos, también, nacen libres e iguales. Yo estoy de hombro a hombro con ellos en su lucha por los derechos humanos”.

Si bien en América Latina no ha habido expresiones tan extremas de discriminación en el ámbito de la legislación y de las políticas públicas, siguen produciéndose actos de agresión contra las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero, incluso tan graves como los asesinatos. Y en la mayoría de los países, incluido Costa Rica, no se reconoce plenamente los derechos de las personas LGBT – en particular su derecho a formar uniones de amor legalmente reconocidas y protegidas.

Es alentador, sin embargo, ver que en Costa Rica hay un activo debate sobre cómo garantizar este derecho, y un movimiento de la comunidad LGBT y de otras personas solidarias que exige con cada vez más vehemencia que sus derechos se cumplan. Saludamos en particular que por primera vez en la historia del país, se celebre el Día contra la Homofobia en la Casa Presidencial y todas las instituciones gubernamentales. De igual forma es alentador observar la bandera de la diversidad izada nuevamente en los campus de las universidades públicas. También es un avance que la Caja Costarricense del Seguro Social haya decidido revisar sus normas sobre el derecho de las personas homosexuales de asegurar a sus parejas y hacer visitas hospitalarias. Esperamos que estos procesos culminen en la plena igualdad de derechos para las personas sexualmente diversas, incluyendo para las parejas y familias formadas por personas LGBT, y así incidan en la ampliación y el fortalecimiento del amor.

Y cuando hablamos del amor, por un lado sí, hablamos de aquel amor que nace espontáneamente – el amor romántico o el amor hacia nuestros hijos y nietos por ejemplo. Pero también hablamos del amor como decisión y esfuerzo de aceptar y respetar a los diferentes, que es el motor para construir la convivencia en sociedad.

Tuve la oportunidad de escuchar hace dos años un muy lindo y elocuente llamado a tomar esta decisión y asumir este esfuerzo, en el matrimonio de dos amigos hombres que formalizaban su unión después de 17 años de compartir sus vidas, gracias a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en la ciudad de Nueva York. Fue una boda judía presidida por una rabina. Previo a la ceremonia tradicional judía en la que la pareja pisa y rompe un vaso, la rabina explicó que la ceremonia simbolizaba la fragilidad del amor y le necesidad de cuidarlo para que florezca. Y el momento de rompimiento del vaso, ella exclamó, ‘Choose love!’ Escojan el amor!

Hoy en el Día contra la Homofobia, escojamos el amor, como seres humanos, como ciudadanos y como sociedad.