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30 de junio de 2020, NUEVA YORK / SAN JOSÉ. Todos los años, millones de niñas se ven sometidas a prácticas que les provocan daños físicos y emocionales con el conocimiento y consentimiento plenos de sus familias y comunidades. Esta es la situación plasmada en el informe Estado de la Población Mundial 2020, que publica hoy el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el organismo de las Naciones Unidas que se encarga de la salud sexual y reproductiva.

Según dicho informe, existen al menos 19 prácticas nocivas (desde el planchado de los senos a las pruebas de virginidad) que son violaciones de los derechos humanos. El documento se centra en los tres tipos más preponderantes: la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y la preferencia por los hijos varones muy en detrimento de las hijas.

“Las prácticas nocivas que afectan a las niñas ocasionan un trauma grave y duradero que les roba el derecho a desarrollar todo su potencial”, afirma la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA.

Se calcula que este año, 4,1 millones de niñas sufrirán una mutilación genital femenina. Hoy mismo, 33.000 niñas menores de 18 años se verán obligadas a casarse; por lo general, sus maridos son hombres mucho mayores que ellas. Además, en algunos países, la preferencia desaforada por los hijos varones ha promovido la selección del sexo con sesgo de género o casos de desamparo extremo que han desembocado en la muerte de las niñas. El resultado son 140 millones de niñas y adolescentes “desaparecidas”.

Algunas prácticas nocivas están decayendo en los países en los que sucedían con mayor frecuencia. Sin embargo, debido al crecimiento demográfico de estas naciones, la cifra de niñas damnificadas aumentará en los próximos decenios a menos que se adopten medidas urgentes.

Los países que han ratificado tratados internacionales tales como la Convención sobre los Derechos del Niño tienen la obligación de poner fin al sufrimiento de las niñas sin importar si los perpetradores son sus parientes, las comunidades religiosas, los proveedores de servicios de salud, las empresas privadas o las instituciones públicas. Muchos gobiernos han reaccionado con instrumentos legislativos, pero no basta con promulgar leyes.

El informe del UNFPA es claro: decenios de experiencia e investigación han demostrado que, cuando se trata de lograr cambios, los enfoques ascendentes que tienen su base en el seno de la comunidad dan mejores resultados. “Para resolver el problema, hemos de combatir las causas profundas, sobre todo las normas con sesgo de género. Tenemos que esforzarnos más a la hora de respaldar la labor de las propias comunidades para tomar conciencia del perjuicio que estas costumbres ocasionan a las niñas y de cómo se beneficia la sociedad en conjunto cuando se erradican”, manifestó la Dra. Kanem.

El informe señala que es necesario reestructurar las economías y los sistemas jurídicos en los que se apoyan con el fin de garantizar que todas las mujeres gozan de igualdad de oportunidades. Por ejemplo, modificar las normas relativas a la herencia de propiedades haría que desapareciera un fuerte incentivo que motiva a las familias a dar prioridad a los hijos varones y contribuiría a erradicar el matrimonio infantil.

Es posible eliminar el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina a escala mundial en el plazo de 10 años si se amplían las iniciativas destinadas a que las niñas prolonguen su escolarización, a enseñarles competencias para la vida y a implicar a los hombres y niños en la transformación social. Según el informe, invertir 3.400 millones de dólares al año, de aquí al 2030, serviría para acabar con estas dos prácticas nocivas y con el sufrimiento de unos 84 millones de niñas.

Si bien se han logrado avances encaminados a suprimir algunas prácticas nocivas en todo el planeta, la pandemia de COVID-19 amenaza con desbaratar estas conquistas. Un análisis reciente reveló que, si los servicios y programas permanecen suspendidos seis meses, puede que otras 13 millones de niñas sean obligadas a casarse  y que 2 millones más de niñas sean víctimas de una mutilación genital femenina de aquí a 2030.

“Nuestro trabajo se complica y se vuelve más urgente a causa de la pandemia, ya que ahora hay muchas más niñas en situación de riesgo”, explica la Dra. Kanem. “No cesaremos hasta que tengan plena potestad sobre sus derechos, sus decisiones y sus cuerpos”.

En Costa Rica

En nuestro país, dos fenómenos siguen presentándose como prácticas nocivas que comprometen el futuro de niñas y adolescentes:  uno es el embarazo en la niñez y la adolescencia y el otro es el de las relaciones impropias, que son relaciones sexuales entre personas adultas con personas menores de edad. 

La discusión sobre las relaciones impropias fue iniciada por la oficina de UNFPA en el 2013, a partir de la publicación “Uniones Impropias, Niñas Madres y Embarazo en la Adolescencia en Costa Rica”, mediante el cual se reflejaba no solo la existencia de uniones de niñas y adolescentes con hombres adultos, sino el nexo indudable entre las uniones impropias y el embarazo en la adolescencia.

A partir de este estudio, diversos análisis han incluido en sus cuestionarios la exploración de las diferencias de edades en las relaciones sexuales de personas menores de edad, para reflejar de mejor manera este lamentable fenómeno. Así lo hicieron la Encuesta de Salud Sexual y Salud Reproductiva 2015,  la Encuesta Nacional de Juventudes, 2018 y la Encuesta de Mujeres, Niñez y Adolescencia 2018 (EMNA).

Según la legislación nacional, se establecen diferencias de edad en las cuales las relaciones sexuales con personas menores de edad son penalizadas:

  • Si son menores de 13 años, constituye delito de violación
  • Si tienen entre 13 y 15 años y la relación sexual se da con una persona que supera en cinco años o más a la persona menor de edad, es relación impropia.
  • Si tienen entre 15 y 18 años y la relación sexual se da con una persona que supera en siete años o más a la persona menor de edad, es relación impropia.

La Ley para el Fortalecimiento de la protección legal de las niñas y las adolescentes mujeres ante situaciones de violencia de género asociadas a relaciones abusivas (conocida popularmente como Ley de Relaciones Impropias) se aprobó en diciembre de 2016  . y es un primer paso para el rompimiento de la cultura que ha normalizado las relaciones impropias, que requiere de mayores y más profundas acciones en los ámbitos educativo, cultural, social, entre otros.

En cuando a los embarazos y nacimientos en niñas y adolescentes. En el año 2000 se dieron 611 nacimientos en niñas de 14 años o menos. Esa cifra disminuyó a 264 nacimientos en el 2019. Representado de otra manera podemos decir que en el año 2000 se registraron aproximadamente 12 nacimientos en niñas de 14 años o menos cada semana. Para el año 2019 esta cifra disminuyó a cinco.

En el grupo de edad de 15 a 19 años, en el año 2000 se dieron 15.999 nacimientos, lo que representaba el 20.5% del total de nacimientos, mientras que en el 2019 se dieron 7.776 nacimientos en el mismo grupo de edad, correspondientes al 12,1% del total de nacimientos. Esto equivale a decir que en el año 2000 se registraron aproximadamente 44 nacimientos en adolescentes de 15 a 19 años cada día, esta cifra disminuyó a 21 en el año 2019.

“Si bien es cierto los datos han disminuido, la realidad demuestra  que cinco niñas menores de 14 años son madres cada semana y de 21 adolescentes entre 15 y 19 años sean madres cada día. Esto demuestra que estamos lejos de haber cumplido con el compromiso de la protección de los derechos de estas niñas y adolescentes. Una relación impropia, un embarazo temprano, son violaciones de derechos que  afectan el desarrollo de las niñas y las mujeres, sus comunidades y, al final de cuentas, el desarrollo del país”, afirma Paula Antezana, Representante Auxiliar de UNFPA Costa Rica.

MÁS sobre el Informe del Estado de la Población Mundial 2020


Acerca de UNFPA

UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas, es la agencia de las Naciones Unidas dedicada a la salud y los derechos reproductivos. UNFPA contribuye a un mundo en el que todos los embarazos sean deseados, todos los partos sean seguros y cada persona joven alcance su pleno desarrollo.

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