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Luis Diego Araya y Jordan Mora

16 Mayo 2016

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Luis Diego y Jordan tienen muchas cosas en común. Ambos tienen 21 años, provienen de zonas rurales de Costa Rica, son brillantes en el estudio y tienen grandes aspiraciones como profesionales. También son homosexuales, condición que les ha hecho enfrentarse al estigma y la discriminación desde muy tempranas edades. Sueñan con un país donde no se les señale y donde puedan caminar de la mano con tranquilidad.

“Yo desde siempre supe que era gay, desde pequeño me gustaron los hombres. Supongo que era muy afeminado, mis compañeros me decían ‘mujercita’. Pienso que mi mamá siempre lo supo, me lo preguntó alrededor de ocho veces y siempre le dije que no”, cuenta Jordan, un chico de 21 años y oriundo de Katira, Guatuso, zona norte del país.

Al salir del colegio, se fue a San José a estudiar música y hoy es un talentoso fagotista de la Orquesta Sinfónica Juvenil que en pocos meses estará viajando a Israel, becado por ese país para continuar sus estudios musicales. 

El año pasado Jordan y Luis Diego se conocieron gracias a un amigo en común y pronto iniciaron una relación. Criado en Nuevo Arenal, Tilarán, Luis Diego también supo desde muy pequeño que le gustaban los hombres. “A mí me gustaba hacer danza y cosas creativas, y la gente le decía a mi mamá que su hijo era ‘diferente’. A los 13 años le dije casi llorando que yo era así, ella me dijo que estaba confundido, pero yo necesitaba contarlo y después de eso me sentí bien”, recuerda.

Luis Diego incluso intentó tener novia, pero eso no le llenaba. A finales del colegio decidió no prestar atención a los comentarios nocivos y desde entonces afirma abiertamente que él es gay. “La gente tiende a generalizar sin conocer, para mí es importante que uno sea una buena persona y que ayude a los demás”, afirma este estudiante de Administración Pública que sueña con estudiar Mediación y Resolución de Conflictos en Israel.

“Para las personas que venimos de zonas rurales es mucho más difícil porque los pueblos están súper chapados a la antigua y uno está muy reprimido. Cuando llegué a la sinfónica los compañeros me veían diferente, seguro no sabían qué esperar de mí. Pero ahora me siento como una persona muy querida ahí”, afirma Jordan.

Ambos se han enfrentado a situaciones de discriminación social en sus pueblos, centros de estudio y en la iglesia. “A mí me gustaba ir a la iglesia, creo que hay muchas cuestiones de las que uno se puede beneficiar, por ejemplo de la Biblia: el tema de la fraternidad, ser humilde, o brindar ayuda. Pero a veces empiezan con los discursos homofóbicos y digo: ‘aquí no estoy aprendiendo nada’”, afirma Luis Diego.

A estas alturas, las familias de ambos han aceptado la relación que tienen y además tienen muy buen concepto de cada uno. “Mi mamá está feliz con Luis Diego”, cuenta Jordan. “No importa cómo yo lo presente a él, todos saben que es mi pareja”, agrega Luis Diego.

Ambos sueñan con un país donde puedan caminar tomados de la mano por la calle, tranquilamente. “Soñamos con una Costa Rica más abierta que acepte más estas relaciones, y si no lo aceptan, que al menos no nos griten, el hecho de que usted le grite algo a alguien no lo hace ser mejor persona. Son cosas feas y usted siente que  está haciendo mal  las cosas”, dice Jordan.

Aunque Luis Diego afirma que él no le presta mucha importancia a estos comentarios, por mucho tiempo se cuestionó si su forma de sentir estaba mal. “Es que la carga social es muy grande, aunque yo no me sentía haciendo algo malo, me lo cuestionaba. Ahora pienso  que esa persona que me grita no va a influir en mi vida”, afirma.

Ambos jóvenes sienten que el hecho de participar en esta campaña, con la que nos abrieron las puertas de su hogar y de sus vidas para retratarlos y permitirnos contar esta historia,  ha sido un gran avance para los dos.

“A como en otra época hubo luchas en la calle por los derechos de las mujeres o de las personas afrodescendientes, este tipo de campañas nos van a ayudar, tal vez en el futuro nos vayamos a topar con funcionarios de instituciones que uno esperaría que no fueran homofóbicos y  que se sensibilizaron a través de una campaña como esta. Es parte de construir una sociedad que no sea homofóbica”, concluye Luis Diego.

Fotografías: Priscilla Mora Flores, Colectivo Nómada. https://www.facebook.com/fotospriscillamora

Textos: Gabriela Rodríguez Hernández, UNFPA Costa Rica.