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Bodyright es un movimiento social que nos pide que nos tomemos en serio la violencia de género en Internet. Exige que las imágenes de nuestros cuerpos reciban el mismo respeto y protección en línea que el copyright que se otorga a la música, a las películas e incluso a los logotipos corporativos en un mundo virtual.
Bodyright es el “nuevo copyright para el cuerpo humano”.
En Costa Rica el movimiento inicia gracias a una alianza entre el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) Costa Rica y el Costa Rica Fashion Week, que abrió el espacio para presentar la “Pasarela #Bodyright” en su edición del 2023. Participaron mujeres no modelos, representantes de las diversidades, en una inédita y disruptiva pasarela de mensajes, no de ropa, exigiendo un alto a la violencia digital.
Mujeres indígenas, afrodescendientes, con discapacidades, adultas mayores, “curvy”, migrantes, LGBTIQ+, adolescentes, trabajadoras sexuales, víctimas de violencia digital, entre otras, llamaron a firmar la petición para poner un ALTO a la violencia digital en internet. También se unió el activista internacional por los derechos LGBTIQ+, Elton Irlijani, modelo no binario.
Tenemos que entender nuestro papel en esa violencia y trabajar en conjunto para impulsar un cambio real y la protección en línea de niñas, mujeres y jóvenes en todo el mundo.
Firme usted también la petición en: https://www.globalcitizen.org/es/action/body-right-petition/
Internet puede ser un lugar hostil y lleno de odio, especialmente para las mujeres, las niñas, las minorías raciales y étnicas, el colectivo LGBTIQ+ y otras comunidades marginadas, que tienen más probabilidades de que se abuse de sus imágenes en línea.
Estos abusos de carácter sexual incluyen el intercambio no consentido de imágenes íntimas (también conocido como ""pornovenganza"", un término censurable que sugiere que una persona superviviente merecía un castigo o consintió en hacer pornografía), deepfakes (manipulación de imágenes utilizando inteligencia artificial o aprendizaje automático) y upskirting (tomar imágenes no consentidas por debajo de una falda o vestido).
Todas ellas son formas de violencia digital, las cuales son frecuentes, repetitivas, perpetuas y generalizadas. Las consecuencias de estas violaciones de la privacidad, la dignidad, la autonomía y los derechos de las personas son devastadoras.
Que no quepa la menor duda, aunque esta violencia se cometa en el mundo digital, el miedo, la ansiedad, la pérdida de autoestima y la sensación de impotencia son muy reales y duraderas.
La misoginia y la violencia digital son una violación generalizada de los derechos humanos, pero las empresas tecnológicas y los responsables políticos dan más valor y protección al copyright que a los derechos de los seres humanos en Internet.
Quienes infringen el copyright se enfrentan a sanciones legales y a la rápida retirada de contenidos por parte de las plataformas digitales; las personas que sobreviven a la violencia digital, por su parte, se enfrentan a barreras y tienen pocos derechos jurídicos.
Por eso, el UNFPA pone en marcha bodyright, un nuevo copyright para el cuerpo humano que exige que las imágenes de nuestros cuerpos reciban el mismo respeto y protección en línea que el copyright que se otorga a la música, a las películas e incluso a los logotipos corporativos.
Reclama tu bodyright… y acabemos con la violencia digital.
